Las máscaras de buceo no están hechas para nadar
Usar una máscara de buceo suele ser la segunda opción que se considera tras el fracaso del tapón nasal.La idea parece correcta: "Si protejo completamente mi nariz del cloro, he resuelto el problema de la rinitis/sinusitis".
Desafortunadamente, estas máscaras están diseñadas específicamente para una actividad mucho menos intensa que la natación, y cuando se usan en la piscina, sus limitaciones se hacen evidentes rápidamente.

Son incómodas
Existen en el mercado algunos modelos de máscaras de buceo "slim", como la Salvimar Incredible. La probé y fue una gran decepción (para nadar). A diferencia del tapón nasal, que al presionar las fosas nasales te "bloquea" psicológicamente para no exhalar, la máscara no da esa sensación y ¡te invita a hacerlo!Puede parecer increíble, pero tendrás que recordarte mentalmente no exhalar por la nariz mientras nadas... una cosa más en la que pensar.

Se empañan
Por su diseño, la bolsa nasal de estas máscaras no está completamente sellada respecto a los oculares. Por lo tanto, cuando exhalas por la nariz, el aire húmedo de tus fosas nasales tiende a crear presión dentro de la bolsa nasal.Parte de este aire saldrá, pero otra parte terminará dentro de los oculares, creando continuamente condensación.

Equipo ganador no se cambia
Cada nadador tarda años en lograr dos cosas: mejorar su técnica de nado y... elegir las gafas adecuadas.Una vez que encuentra "las correctas", es casi imposible convencer a un nadador de cambiar de marca o modelo, para disgusto de los de marketing.
Entonces, ¿por qué cambiar? ¿Por qué usar una máscara pesada y con visibilidad limitada?
¡Quédate con tus gafas y protege tu nariz con NASKA!